martes, 16 de noviembre de 2010

A mi esposa ausente


Saber que te vas, me estaciona en el momento
no hay gravedad ni pensamiento,
en mi interior ni al viento siento
petrificada el alma cae en llanto.

¿Cómo es que se da esto?
treintaicinco años juntos y lo permito,
cuando te has puesto mas bella, !que tonto¡
te dejo ir mujer, los años me han hecho lento.

Pero el calor de tu pecho late pronto
mantiene la vida de este adulto,
en silencio me pregunto, ¿por qué el luto?
es acaso el final del camino, o el principio oculto.

Eligo el último, por que me conviene, esta resulto,
ahora te espero cada noche como un amante
siendo nuestro amor de madrugada mas dulce
cada fin de semana, felicidad que acumulo.

No es la distancia el olvido, son mas horas de plática,
de caricias y versos renacientes, ¡perderte jamás!
sería un necio, condenarme a la muerte
si tu electricidad ha vuelto a estremecerme,
saber que te vas, me estaciona en el momento.

Sueño por este fin de semana, por hoy
en que te pregunto amor mío como estas
que te falta, como te ha ido?
y escucho tu voz haciendo lo mismo,
tu y yo, no hay gravedad ni pensamiento.

Solo unas caricias telefónicas, abrazos virtuales
que me transportan a tu lado mujer morena
tu voz penetra el alma, mi cuerpo mi mente,
soy tuyo solamente, loco de amor,
en mi interior ni al viento siento.

Petrificada el alma cae en llanto,
al decirte adios al pie del bus,
al decirte hasta mañana el colgar el teléfono,
al decirte te quiero en un correo, vuelvo a la realidad
cuando ello concluye, esperando el viernes siguiente.

Sediento de tí, temblando como el principio
al mencionar tu nombre...te digo adios
mujer amante, amiga, esposa...
!como te quiero,
acá te espero
por siempre mi amor¡